Os quiero explicar cómo la Pedagogía Blanca llegó a mi vida y puso patas arriba todos los cimientos en los que me sostenía para ir por el mundo. Estoy segura que la Pedagogía Blanca irá conmigo el resto de mi vida, me ha mostrado qué tengo que cambiar para que los niños que tengo a mi alrededor crezcan felices y que el proceso de aprendizaje sea sano para ellos. ¿Quieres saber cómo la Pedagogía Blanca cambió mi vida y cómo puede cambiar la tuya?
Te cuento como empezó la historia: la Pedagogía Blanca llegó por casualidad, supongo que la estaría buscando sin saberlo, ni saber que existía. Buscando en Facebook páginas sobre educación encontré su fanpage, entré y lo primero que vi fue un vídeo de una clase del curso de formadores, concretamente el de Antonio Ortuño en su clase sobre la toma de decisiones y pensé: “¡quiero más! ¡necesito ver más!”.
Continué trasteando por internet familiarizándome con las personas que forman la familia de la Pedagogía Blanca, leyendo todo lo que caía en mis manos, tomando apuntes, analizando y haciendo un trabajo de reflexión personal para cambiar lo que era mejorable. Este proceso continua y creo que no acabará nunca.
Cuando tomé la decisión de matricularme en la 2ª promoción de formadores de la Pedagogía Blanca sentí que algo grande había llegado a mi vida y que habría grandes cambios en ella que me harían avanzar y crecer. Y así está siendo, después de unos meses de acabar la formación, continuo aprendiendo en el Máster en entornos creativos y comunicación respetuosa. Siento la necesidad de seguir instruyéndome para mejorar y para poder dar lo mejor de mí.
Quiero compartir con vosotros los beneficios que ha traído la Pedagogía Blanca a mi vida:
Estoy feliz por ser parte de esta comunidad, de que ERYCA crezca aquí, de hacer cosas beneficiosas para los niños y de dárselo a conocer al mundo.
Cristina Núñez.